En el 2000 Mate amargo empezó la lucha por tener un espacio donde poder realizar actividades culturales y de formación desde la educación popular.
Empezamos con este trabajo en el barrio de Constitución con algunas charlas debate y talleres vinculados al área periodística, pero la respuesta nos fue llevando a ampliar las propuestas.
Cuatro años más tarde conseguimos la Casa del barrio de Almagro donde funcionamos en la actualidad. Allí realizamos desde proyecciones cinematográficas hasta teatro, desde encuentros de poesía hasta charlas con trabajadores en lucha, intelectuales, investigadores, referentes del campo popular; desde muestras artísticas hasta talleres, cursos, seminarios; desde la producción del programa de radio y la revista, hasta el armado de un estudio de radio propio; desde una librería hasta encuentros con mate.

Hoy reclamamos a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires que apruebe el comodato por 20 años para Mate amargo para que podamos quedarnos en el espacio que construimos día a día con vecinos y compañeros defendiendo lo público y popular frente al avance de los interés privados.
GRAN HERMANO O MATE DE IDEAS
Antes de que no haya nada que decir
Por Darío Balvidares
El sociólogo francés Jean Baudrillard – fallecido los primeros días de marzo de este año- en uno de sus últimos ensayos trabaja el concepto de paroxismo, asociado a formas de conducta generadas por la cultura mediática.
El paroxitón, en griego, designa a la anteúltima sílaba de una palabra, a la sílaba anterior a la final; es decir que se refiere al momento previo al final.
Siguiendo la lógica del pensador francés, el paroxista es aquel que contempla ese momento previo a la secuencia final; de alguna forma una especie de regodeo obsceno que contempla, con total indiferencia, no el final sino el momento anterior a la culminación.
Ahora bien, la cultura mediática, o mejor, la estrategia estética del discurso mediático en la era de la globalización ha sido y es disolver todo acontecimiento en imagen, es decir, que ha sustituido lo real por la virtualidad en tiempo real. Esta operación –de manera sintética- es lo que Baudrillard llamó el asesinato a la realidad: la acción de lo real sustituida por la operación virtual. Podemos agregar, como una nueva estrategia de dominación cultural, y tal vez, si se me permite, de atontamiento existencial.
El programa Gran Hermano está allí, en su doble y obsceno juego de exhibir el comportamiento que propone el modelo del paroxismo indiferente; sustituyendo la acción de los cuerpos reales por cuerpos virtuales; por una imagen que muestra y desnuda al mismo tiempo que oculta, tras la aparente cotidianeidad, la pedagogía del opresor: el encierro, fuera de todo contacto y, por supuesto, fuera de cualquier compromiso con lo real.
Gran Hermano funciona en la sintaxis que estructura lo aparentemente cotidiano: la comunicación referencial, hablar de uno mismo, con lo que podríamos llamar el silencio de lo real.
Se sostiene sobre una actitud paroxista, aquella que indica que afuera no hay nada para decir. Por ello, su exterioridad es el final. El afuera, lo real, es la negación de la existencia de Gran Hermano, porque el “nominado” nada tiene para expresar, está afuera… ha experimentado su muerte virtual: ha muerto.
¿Por qué el Centro de Ideas?
Existen múltiples perspectivas desde donde abordar los temas que nos interesan a los que estamos trabajando en el espacio social, en el campo popular, en la contienda del debate político, en el reconocimiento de la dimensión de lo público; alejados de cualquier producto que pretenda resolverse en mero espectáculo.
Con el objetivo permanente de que el espacio de Ideas de Mate esté al servicio de la articulación, producción y circulación de ideas alternativas, frente a las que propone de manera sistemática la cultura de la exclusión, de la pobreza, de la transacción, del nada que decir, de un capitalismo que nos deglute para sobrevivir, que reconvierte en privado todo espacio de producción pública bajo el imperativo de la optimización de ganancias, esto es, la manipulación en función de los intereses de las minorías que traman el destino de los demás (¡nosotros!).
Mate se suma a la lucha de los que dicen y exponen el cuerpo por un mundo habitable, como decimos los que creemos que todavía hay mucho por decir y por hacer: por otro mundo posible; tal es el grito cada vez más amplificado para refundar una práctica basada en la solidaridad social, para decidir sobre los asuntos públicos tal como fueron los procesos asamblearios en las plazas o las fábricas recuperadas, como la ceramista Zanon -hoy FASINPAT (Fábrica sin Patrones)- que propician una relación distinta entre los trabajadores puesto que recuperaron el proceso de producción. En el mismo sentido, acompañamos el grito de las poblaciones contra el saqueo y la contaminación producidos en Andalgalá -Catamarca-, por la minera Bajo la Alumbrera; en Esquel -Chubut- por Meridian Gold o en San Juan, por Barrik Gold. También, apoyamos la permanente acción de los vecinos de Dock Sud, Barracas y la Boca por la erradicación del Polo Petroquímico y la recuperación del Riachuelo; la lucha permanente de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo junto a otras tantas organizaciones; los Pueblos Originarios que redoblan su grito; los trabajadores de la Educación y la Salud Públicas que le dicen NO a la mercantilización del conocimiento y enfermedad; los que luchan por los Derechos Humanos; los comunicadores que exploran nuevas formas de hacer comunicación social, otras modalidades de periodismo público donde lo real establezca lo que hay para decir, contra la estética paroxista.
Todas estas acciones (y tantas otras) entran en relación, se entrelazan… constituyen nuevas formas de significación; quiebran la sintaxis de la estética paroxista.
Y es aquí, también, desde donde vamos a seguir sumándonos para profundizar la fisura y continuar trabajando a través de los distintos espacios de Mate. Uno de ellos es el Centro de Ideas que, con los seminarios, talleres, cursos, charlas, en definitiva, todas aquellas producciones culturales que juntos realicemos para continuar construyendo prácticas críticas, estará abonando un territorio donde se inscriba la búsqueda de un nuevo modelo pedagógico. Se trata de una pedagogía social que recupere el hacer colectivo que constituye el espacio público de las ideas compartidas, que desarraigue las conceptualizaciones estandarizadas por el modelo global que impone el ademán senil de los que se consideran los portadores de significados y que son sólo vasallos que reproducen los comportamientos paroxistas que le ha fijado y que podríamos preguntarnos: “¿Gran Hermano?”.
¡A todos los que sabemos que otro mundo es posible!
Antes de que no haya nada que decir…
Darío Balvidares es Profesor y Licenciado en Letras egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Docente de Educación Media (CABA). Como investigador: publicó decenas de artículos sobre Literatura y Educación. Es autor del ensayo “La novela educativa o el relato de la Alienación” (2005). Colaborador en Educación del Diputado de la Nación Carlos Tinnirello del bloque Red de Encuentro Social (RedES), Coautor de dos proyectos de Ley: uno de Educación, Autonomía de la Educación Pública; y otro de Cultura, 11 de Octubre como Día de la Reivindicación de los Pueblos Originarios. Participa de la coordinación de la revista Vientos del Pueblo y es integrante del FEIA, Foro de Educadores de la Izquierda Anticapitalista.
Fuente
http://www.mateamargo.org/centro/node/11